1 nov CI.- Colombia es uno de los países más biodiversos del mundo. Es la primera nación en aves y orquídeas, la segunda con mayor biodiversidad de plantas, anfibios, mariposas y peces de agua dulce, tercera en número de especies de palmas y reptiles, y cuarta en mamíferos. Una de cada diez especies de fauna y flora del mundo habita en Colombia. Sin embargo, el extractivismo ha causado una disminución promedio del 18% en toda su biodiversidad.

Gracias a su ubicación y geografía con vastas llanuras y áreas montañosas, que existe esta gran diversidad climática y abundancia de recursos naturales. Colombia posee el 15% de la biodiversidad del mundo, estando en segundo lugar después de Brasil, ocupando apenas el 0,77% de la superficie terrestre.

Sin embargo, esta riqueza es inversamente proporcional a la calidad de vida de sus habitantes. El Chocó, por ejemplo, es una de las regiones donde se concentra la mayor diversidad biológica y es el quinto departamento más pobre del país con el 45,1%. Este indicador tiene en cuenta las condiciones educativas, de la niñez y juventud, el trabajo, el acceso a salud, así como las condiciones de vivienda y servicios públicos. Sin embargo, la pobreza en su centro poblado supera este porcentaje por 14 puntos (59,6%).

Antes de la invasión española, el Chocó estaba habitado por diversos grupos indígenas. Al norte se ubicaban principalmente los Emberá y en el sur los Awá. Cuando se dio la invasión en América, estos pueblos fueron convertidos al catolicismo y obligados a trabajar en las minas de oro y haciendas de los españoles. Enfermedades tropicales y las duras jornadas de trabajo a las que eran sometidos redujeron a las comunidades indígenas en más del 90%; por esta razón los españoles trajeron esclavos de África y de otras colonias caribeñas.

Actualmente el 90% de los habitantes que comprenden el Chocó son sus descendientes, y a pesar de que la Constitución de 1991 les dio ‘control’ sobre sus tierras, las comunidades siguen viéndose afectadas por las políticas extractivistas y el paramilitarismo que invade sus territorios.

La pobreza afecta a más de tres cuartos de su población, y las fuertes lluvias lavan los nutrientes del suelo, disminuyendo la productividad agropecuaria; la riqueza mineral y el poder político se concentran en manos del neoliberalismo depredador.

La situación social se complica en la medida en que el conflicto armado y el narcotráfico se intensifican en la zona, mientras el gobierno sigue ignorando las necesidades reales de la población colombiana y dándoles un tratamiento solamente militar.

A esto se le suma la falta de información que tienen las comunidades con respecto a las invasiones biológicas, cambio climático, deforestación, minería ilegal, monocultivos, ganadería expansiva, cultivos de uso ilícito, la sobreexplotación de especies silvestres, tráfico, caza, depredación, contaminación del agua, entre otras.

Se estima que cerca de 1200 especies están amenazadas en el país, en su mayoría aves, según la serie ‘Libros Rojos de Colombia’ en la resolución 092 de 2014 y los criterios establecidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza -UICN-. En el pacífico colombiano existen 650 especies de aves que se ven amenazadas por políticas cuyos intereses son favorecer a las élites.